MARZO 2002
La expansión atlántica europea.

D. Manuel Lobo Cabrera 
 
 

El descubrimiento y conquista de Canarias, y por ende de Gran Canaria, no fue casual, ya que se tenían noticias de las islas desde la época clásica. En la época medieval ya Gran Canaria comienza a ser visitada por navegantes y misioneros europeos. Así, después de 1339, se inicia una expedición capitaneada por florentinos y genoveses, bajo el patrocinio de Alfonso IV de Portugal, cuyo piloto, el genovés Nicolosso da Recco, realiza una descripción de las costumbres de los habitantes de Gran Canaria, de la cual dice que era la más poblada y sus aborígenes "risueños, alegres y más civilizados que muchos españoles".
A partir de 1340 se producen una serie de viajes a cargo de mallorquines y aragoneses cuya misión es evangelizar las islas. Fruto de estos viajes es la creación en Gran Canaria del obispado de Telde. Se dice que la expedición fue financiada por dos comerciantes mallorquines, los cuales solicitaron permiso del Papa para acometer la empresa; el Santo Pontífice, en 1351, erige la diócesis de las Islas Afortunadas y nombra como primer obispo al carmelita Fray Bernardo.
A partir de 1353 no se vuelve a tener noticias de nuevos viajes a la isla, hasta que Juan de Bethencourt intenta conquistarla, pero es rechazado frente a las costas de Arguineguín. El siguiente paso es ya la conquista de la isla.
La conquista de Gran Canaria transcurre en el último tercio del siglo XV, una vez que los Reyes Católicos obtienen los derechos de los señores de las islas ya conquistadas, al no haber sido capaces de someter a las islas de Gran Canaria, Tenerife y La Palma. Esta conquista va a acusar una mayor intervención estatal, frente al carácter privado de las de señorío. En especial, necesitó intervención la conquista de Gran Canaria, que se sufragó, además, con el producto de una bula de indulgencias. En la expedición se enrolan soldados y compañías de oficio y paga, además de otros que se enganchan voluntariamente.
Los navíos de la empresa zarpan de los puertos andaluces al mando de Juan Rejón y del deán Bermúdez, y el 24 de junio de 1478 llegan al puerto de las Isletas. Y avanzando ese mismo día en dirección sur, plantan el Real de Las Palmas, junto al Guiniguada, origen de la futura capital de Gran Canaria. Allí se celebra la primera confrontación entre indígenas y castellanos. Aquellos, capitaneados por Doramas, Maninidra y Adargoma, sufren la primera derrota. En el mes de julio, los canarios atacan de nuevo el Real, dirigidos por Maninidra, quien, después de dar batalla, se retira para iniciar la guerra de guerrillas por el interior de la isla.
Poco tiempo después surgen rivalidades entre Juan Rejón y el deán Bermúdez, lo que origina la salida de aquél para Castilla, quedando como su sustituto y nuevo gobernador Pedro de Algaba. En 1479 llegan nuevos refuerzos para la conquista de la isla con Juan Rejón y el Obispo Frías a la cabeza. Con esta llegada se producen algunos desórdenes, pues Rejón apresa y ajusticia a Algaba. Esto hace que los Reyes nombren como nuevo capitán de la conquista al jerezano Pedro de Vera, quien llega a las Isletas en 1480.
Vera intenta acabar la empresa, pero aún deberá esperar tres años más. Hostiga Gáldar y, en una celada nocturna, uno de sus capitanes, Alonso Fernández de Lugo, hace prisioneros a un grupo de isleños, entre los cuales se hallaba el Guanarteme Tenesor Semidán, que tras ser bautizado será llamado Fernando Guanarteme. Esta presa fue importantísima para la conquista, y dio nuevo rumbo a las operaciones siguientes. Guanarteme fue enviado a la corte para ser presentado a los Reyes, como prueba de lo avanzado que iba la empresa militar. Una vez allí, el indígena aceptó la superioridad de Castilla y se convirtió al cristianismo.
Cuando don Fernando Guanarteme vuelve a la isla se encuentra a su pueblo reducido en varias fortalezas naturales, desde las que se hostigaba a los castellanos. Viendo la situación y conociendo de cerca el poder de los Reyes Católicos, intenta atraerse a los naturales, aconsejándoles la rendición.
Después de distintas escaramuzas y confrontaciones, y de diferentes rivalidades, la conquista concluye según las crónicas un 29 de abril del año de 1483.

 

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