El amplio movimiento que adoptó en el
ámbito hispánico el nombre de Modernismo
es una tendencia renovadora (sobre todo de la literatura y, en general,
del arte) que surge como respuesta a la crisis
finisecular y una reacción contra el naturalismo
y el positivismo. Supone el Modernismo una nueva actitud y un
nuevo modo de concebir y de pensar que contribuyeron a la consolidación
cultural, estética y literaria de diferentes estadios culturales
del mundo hispánico. Desde esta perspectiva hoy puede hablarse
de Modernismos:
hispanoamericano, catalán, canario, etc.
En nuestra isla –en Canarias, en general- la llegada del Modernismo
fue tardía, fragmentaria y dispersa; llegó en las primeras
décadas del siglo XX para renovar ideas y conceptos. Y la nueva
actitud estética va a convertirse en el mejor medio de configuración
de una moderna personalidad canaria, más allá del mero
costumbrismo, folklorismo y regionalismo anteriores, que habían
iniciado, románticamente, los poetas regionalistas, como Nicolás
Estévanez.
El Modernismo fue adoptado en primer lugar por los poetas considerados
como la tríada clásica de la poesía modernista
canaria en sus obras más características: el conjunto
poético unitario Las Rosas de
Hércules (1919 y 1922) de Tomás
Morales; el poemario de especial simbolismo que titula Alonso
Quesada
El lino de los sueños
(1915) y la lírica entrañablemente marítima que
se despliega en El caracol encantado
(1926) de Saulo
Torón. En virtud de ello, el movimiento modernista se convirtió
en el signo de identidad de la cosmovisión canaria, al poner
de relevancia Morales el atlantismo, el cosmopolitismo y la universalidad,
Alonso Quesada el síndrome de aislamiento e intimidad y Saulo
Torón el sentimiento del mar. Ambos son los superadores de
la obra de sus predecesores, como Julián
Torón y
Domingo Rivero.
El arte modernista es plural, múltiple; con gran capacidad
para manifestarse en campos artísticos muy distintos, rompiendo
barreras entre ellos e intercambiando y hasta fusionando símbolos
y motivos artísticos, desde la exhuberancia vegetal a lo geométrico.
Las artes gráficas
asimilaron el ansia de belleza y el narcisismo
modernistas estallando en diseños e ilustraciones que hicieron
del libro y la revista vehículos artísticos que conjugaban
experiencia literaria con emoción estética. Las cubiertas
diseñadas por Néstor
de la Torre o por Hurtado
de Mendoza para los libros de los poetas modernistas canarios
son ejemplos artísticos de especial relevancia. Bajo la marca
del modernismo aparecieron las primeras revistas literarias insulares
(artes plásticas y literatura): Florilegio
en Las Palmas y Castalia
en Tenerife. Y los modos modernistas aplicados al humor gráfico
(con gran libertad de interpretación) han dejado muestras y
nombres de gran interés: como los de Alberto
Manrique de Lara y de Manolo Reyes, humorista gráfico de
Florilegio
cuyas creaciones aparecen igualmente en Castalia.
También la música
asume los modos modernistas, como manifiestan particularmente composiciones
de algunos músicos cuyas piezas van más allá
de la inspiración costumbrista y folclórica, tales como
José
Hernández Sánchez, autor del vals macabro para piano
"La cabeza del bautista", o el barítono Néstor
de la Torre Comminges.
Artísticamente, el modernismo canario más representativo
está vinculado a la burguesía comercial y obedece asimismo
al fenómeno periférico de la provincianización.
Se manifiesta, fundamentalmente, en la Arquitectura
y desde una base ecléctica; por ejemplo, en los proyectos de
los arquitectos
Laureano Arroyo y Fernando
Navarro. De manera más pura se muestra el Modernismo arquitectónico
en la decoración de las fachadas de muchos edificios de la
calle comercial de Triana -en particular, el edificio Lleó
(Triana, 65), el edificio Apolinario (Triana, 76) o el edificio Rodríguez
(Triana, 82). Culmina esa línea en el atractivo kiosco del
Parque de San Telmo, que exhibe motivos ornamentales tan característicos
como la flora o el dibujo geométrico, y materiales decorativos
como el azulejo cerámico o los cristales emplomados. Otros
ejemplos importantes de modos modernistas en arquitectura y en diseño
son la fachada del Gabinete Literario, remodelada en 1919, y el conjunto
de casas de la calle de Perojo de la capital grancanaria.
El arte modernista de la Isla cuenta con una personalidad de especial
relevancia: el polifacético Néstor
Martín Fernández de la Torre (Néstor, por
excelencia) que logró manifestar una gran fuerza simbolista
en distintos diseños: en la pintura, en los murales, en los
decorados teatrales, en las artes gráficas (grabados, libros
ilustrados, viñetas, carteles), en los diseños de moda,
en el interiorismo y en la alfarería. Néstor, que había
bebido en las fuentes de los grandes pintores simbolistas,
se colocó a la vanguardia del modernismo español en
1908 (cuando residía en Barcelona), y fue evolucionando hacia
un modernismo sintético muy personal que no ocultaba la presencia
de los poetas de su tierra y de su tiempo. Néstor nos ha legado
en su obra muestras importantes de distintas vertientes artísticas,
que coinciden en el propósito firme de servir a una identidad
canaria: desde el Poema
del Atlántico o la serie pictórica
incompleta del Poema de la tierra,
a sus bocetos escenográficos e ilustraciones insertas en el
llamado Art
Nouveau. Muestra igualmente Néstor
su propósito de recobrar lo canario tradicional en otras actuaciones
artísticas: como los bordados, la alfarería y las vestimentas
típicas.
El motivo de la moda,
muy importante en la estética modernista, adquirirá
relevancia especial en la complejidad creativa de Néstor, que
dejó cientos de dibujos, esbozos y bocetos: trajes de salón
y de gala para damas, diseños folclóricos, fantasías
carnavaleras, coreografías para ballet, etc. En la realidad
de los diseños, creó Néstor una moda ideal que
plasmó en retratos diversos (La
Dama del collar, La hermana de las Rosas, La Maja del Abanico, o La
señora de Enrique Moss, entre otros);
también en el conjunto de sus exquisitos Figurines
(1900-1915). Diseñó Néstor para modelos reales
atuendos completos de vestidos, tocados y adornos que conjugan voluptuosamente
líneas y adornos de raigambre modernista, entreverando la complicación
floral, el arabesco o el quiebro geométrico.
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