Ilustrado de formación
enciclopédica, desarrolló su actividad en múltiples
y variados terrenos de las ciencias y de las letras. Agustín
Millares Carlo anotó más de 150 obras de Viera en
su BioBibliografía consultada
de escritores naturales de las Islas Canarias.
Nace en Realejo Alto (Tenerife) el 28 de diciembre
de 1731. Su infancia y primera juventud
transcurrirán en el Orotava (Puerto de la Cruz, Tenerife).
Cursa estudios en el convento de Santa Domingo de
la Orotava e inicia su carrera eclesiástica. Con dieciocho
años recibe en La Laguna las órdenes menores, y con
veinticuatro, en 1755, accede a
las órdenes mayores en Las Palmas, donde profesa como sacerdote.
Hacia 1757 se instala
con su familia en la ciudad de La Laguna. Allí acude a la
tertulia de Tomás de Nava Grimón, Marqués de
Villanueva del Prado y entabla amistad con el Marqués de
San Andrés y Vizconde de Buen Paso, Cristóbal del
Hoyo Solórzano. En esta época participa como periodista
en los primeros periódicos de Canarias.
La necesidad de imprimir el primer tomo de la Historia
de Canarias que está redactando con gran interés
ocasiona su traslado a la corte. Así, en 1770
marcha a Madrid, en donde ejercerá durante diez años
como preceptor y ayo del Marqués del Viso, primogénito
de José Joaquín Silva Bazán, Marqués
de Santa Cruz de Mudela.
Su publicaciones históricas hacen que en 1777
sea nombrado socio supernumerario de la Real Academia de la Historia,
institución a la que pertenecía como socio correspondiente
desde hacía tres años.
A partir de 1776,
con motivo de la boda de su discípulo el Marqués del
Viso, Viera viajará por Europa durante un largo periodo,
primero acompañando a su pupilo y, tras el fallecimiento
de éste en Valencia en 1779,
con el propio Marqués de Santa Cruz.
En 1782 obtiene el
Arcedianato de Fuerteventura en la Catedral de Las Palmas. Viera
consigue el permiso para posponer su regreso durante dos años
y de este modo poder publicar el cuarto y último tomo de
su Historia.
Regresa a Las Palmas con 53 años, en 1784.
Los últimos veinte años vivirá
en su casa en la Plaza de Santa Ana, hoy sede del Archivo
Histórico Provincial. En ella convive con sus hermanos
el jurista Nicolás y la poetisa María
Joaquina. Por algunos contenidos deslizados contra el tribunal
en su Historia será denunciado
a la Inquisición en dos ocasiones, en 1784
y 1792.
Continuando con su labor ilustrada, en 1785
proyecta y dirige el Colegio de San Marcial
de Rubicón, creado para mejorar el nivel de los alumnos
del coro que necesitaban saber latín y música coral.
También es nombrado socio honorario de la
Real Sociedad Económica
de Amigos del País, institución de la que llegará
a ser su director.
Fallece el 21 de febrero de
1813. Sus restos reposarían en el nuevo cementerio
de Las Palmas hasta 1860, año
en que serían trasladados a la Catedral de Las Palmas en
donde continúan.
En plena juventud, influenciado
por la lectura del Guzmán
de Alfarache, escribe la novela picaresca
Vida del noticioso Jorge Sargo
y se dedica a la poesía escribiendo loas, villancicos, coplas,
décimas, glosas y sátiras de carácter festivo.
Muy joven acomete la redacción de la Historia
de Canarias, además de dedicaciones diversas: científicas,
históricas, intelectuales y literarias. Algunos títulos
son: Carta filosófica (1770)
(sobre la observación de la aurora boreal); Actas
de las Congregaciones y Conferencias del Clero de La Laguna
(1765-1767)
y su poema épico en octavas Los Vasconautas
(1766).
En 1772 y 1773
se realiza la publicación de los dos primeros tomos de Noticias
de la historia general de las Islas Canarias. Por esta época
inicia las traducciones de autores franceses y obras latinas a las
que era muy aficionado.
El tercer tomo de su Historia
aparece en 1776.
En 1799 se realiza
la primera edición de su libro Los
aires fijos, estudio sobre la composición química
de los gases. Al parecer, logra elevar un globo aerostático
que fue el primero en cruzar los aires de España, aunque
algunas publicaciones atribuyen este hecho a su paisano Agustín
de Betancourt. Este mismo año su
Elogio de Felipe V obtiene el premio de elocuencia de la
Academia, que, además, fue impreso y traducido al francés.
En 1779 publica otra
de sus obras de importancia singular: el
Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias, obra
magna que contiene noticias muy curiosas sobre la flora, fauna y
mineralogía del archipiélago.
Recibe en 1782 un
nuevo premio de elocuencia de la Academia por su Elogio
de Alonso Tostado.
En 1783 se lleva
a cabo la publicación del cuarto y último tomo de
su Historia.
Ya en Gran Canaria, en 1796,
escribe los Meses, poema didáctico
en doce cantos que verá la luz en 1848.
En la primera imprenta instalada en Las Palmas (a
principios del siglo XIX) va a editar una serie de libros de carácter
pedagógico: Librito de la conducta
rural, Cuentos de niños, Astronomía para niños
y Las Cometas.
El tratado de botánica Las
bodas de las plantas aparecerá
en 1804.
Se trata de un atractivo poema didáctico en octavas que trata
el tema de la polinización vegetal.
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