Para hablar de los inicios de la investigación
científica en España, hemos de situarnos en el siglo
XVIII, para aceptar la realidad de un panorama desolador que denunciaron
los primeros hombres de la Ilustración,
como Benito
Feijoo, y que una célebre
polémica dejó al descubierto. A lo largo del siglo,
los ilustrados españoles se sumaron al espíritu de su
tiempo en el interés por el adelanto científico a través
de la investigación, y, desde la convicción de su utilidad,
vieron la necesidad de divulgar la ciencia y sus adelantos para la
mejora general del país. En esa tarea, las Sociedades Económicas
de Amigos del País, que se esparcieron por la geografía
española, sirvieron de espacios idóneos.
Canarias y sus ilustrados no quedaron a la zaga del movimiento general
en España: se crearon varias Sociedades
Económicas de Amigos del País (de Las Palmas, La Laguna,
Santa Cruz de la Palma y San Sebastián de la Gomera)
en fechas muy cercanas a 1777 y muchos nombres ilustres se sumaron
al movimiento científico español con más o menos
alcance nacional. Nos interesa ahora, de modo especial, la personalidad
ilustrada de José
de Viera y Clavijo, especialmente, desde su faceta didáctica
y divulgadora en el campo de la botánica y, en general, de
las ciencias de la naturaleza. Fue una labor que consolidó
en su etapa grancanaria a través de muchísimas lecturas
y también experimentalmente en el Gabinete
y laboratorio que se hizo construir en su domicilio de la Plaza de
Santa Ana.
En esa línea, Viera y Clavijo
redactó interesantes Memorias
de materia científica para la Real
Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas
en que demuestra avanzados conocimientos en distintas materias; pero
también compiló estas noticias de modo que pudieran
ser divulgados de un modo a la vez útil que atractivo. De ahí
sus trabajos específicos: en el campo de las ciencias de la
naturaleza o la botánica, el Diccionario
de la Historia Natural de las Islas Canarias
(que dejó en forma de cuadernos), el opúsculo
Librito de la Doctrina Rural, para
que se aficionen los jóvenes al estudio de la Agricultura,
propia del hombre y el poema Las
bodas de las plantas. En el campo de la
astronomía, las Noticias
del cielo o Astronomía para niños;
y en el de la química, los Aires
fixos. El Diccionario
de la Historia Natural de las Islas Canarias
es, sin duda, su obra magna; se trata de un índice alfabético
descriptivo de especies de los reinos vegetal, animal y mineral de
las Canarias. Bodas de las Plantas
(1806), por su parte, es una divulgación de las doctrinas del
sueco Linneo
(1707-1778) sobre la reproducción botánica, en forma
de poema narrativo-descriptivo estructurado en 47 octavas reales,
es decir, en estrofas de ocho versos y rima
consonante. Las Noticias del
cielo o Astronomía para niños
(1771) es una obra estructurada en forma de “catecismo”,
es decir, de preguntas seguidas de respuestas, en que Viera recoge
las últimas teorías de su época en cuestiones
de astronomía (del británico
Isaac Newton -1642-1727- principalmente).
Por fin, los Aires fixos
(1779-1781) es una propuesta en forma de Poema en seis cantos (107
estrofas octavas reales), que se mueve en el campo de la química
y, en ella, en el de las propiedades científicas de las nociones
Tierra, Agua y Aire.
A partir del XVIII, para conocer el panorama de la
Investigación Cultural y Científica
de Gran Canaria necesitamos referirnos a las Instituciones que han
desarrollado y desarrollan una labor destacada en esos campos.
En Gran Canaria se han desarrollado distintos proyectos científicos
desde finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, en consonancia
con los movimientos científicos del momento. Algunos de ellos
han desaparecido, por haber cumplido su misión o por fracaso.
Otros continúan su tarea, con la conveniente adaptación
a los nuevos tiempos. Por fin, nuevas iniciativas han ido surgiendo
lo largo del siglo XX y hoy mismo, al compás de las exigencias
de los avances científicos y de la apertura de nuevos campos
del conocimiento.
De las iniciativas más antiguas, fue la más afortunada
la del Instituto de Vacunación
de Las Palmas que nació en 1895
para investigar, principalmente, los tratamientos curativos mediante
sueros, una tarea urgente a partir de los problemas de difteria
que sufrió la población en 1894. Fue un centro adelantado
a su época, pues nació cuando no estaba del todo claro
su empleo terapéutico, ni siquiera en Francia, adonde fueron
los médicos responsables (Federico
León García y Cristóbal
Quevedo Pérez) para conocer de primera mano las experiencias
del bacteriólogo francés Émile
Roux (1850-1924) discípulo del que
fuera gran descubridor francés Louis
Pasteur (1822-1855), a quein se considera
el iniciador de la microbiología.
El Laboratorio Químico Municipal,
por su parte, desarrolló una destacada labor en los análisis
de las sustancias alimenticias entre 1904 y 1910. Nació bajo
la alcaldía de Ambrosio
Hurtado de Mendoza, y su contribución al control bromatológico
fue eficaz y decisiva; pero hubo de cerrar prematuramente por problemas
generados por un controvertido análisis de un bote de leche
condensada. Era un proyecto que partía de muchos años
atrás y formaba parte del programa de reformas higienistas
orquestado por el doctor Bartolomé
Apolinario, el mismo que fundara la
Casa-Asilo de San José en 1891.
El Laboratorio Oceanográfico
de Canarias nació en 1927 con la
idea de llegar a ser un complejo de investigación marina, con
museo y acuario incluidos; pero el proyecto se abandonó en
1935 (1927-1935). El centro, que estuvo envuelto en infinidad de problemas,
sobre todo de índole administrativa, tuvo su ubicación
provisional en la calle Alejandro Hidalgo, junto a las Escuelas Salesianas,
(más o menos, en el terreno que hoy ocupa la Asamblea Provincial
de la Cruz Roja Española). Apoyó la iniciativa de su
creación desde el Ministerio, entre otros, el fisiólogo
Juan Negrín.
Del Cabildo Insular depende el Jardín
Botánico Canario “Viera y Clavijo”,
(el “Jardín Canario”) que se ocupa de la recopilación,
cultivo, estudio y conservación de la flora canaria y de su
medio ambiente. En sus espacios (27 hectáreas de bosque, en
Tafira Alta, muy cerca de la capital), el Jardín Canario ha
abierto al público un entorno privilegiado de expansión
que es modélico en el uso racional de los espacios naturales
para la ciencia y la cultura, para la educación, y también
para el ocio y el disfrute. En la memoria del Centro destaca el nombre
de su fundador y primer Director, el botánico sueco Eric
R. Sventenius, verdadera alma del proyecto desde su gestación
y su fundación en 1952 hasta el mismo día de su muerte,
en 1973; su ayudante, David Bramwell
(Liverpool, 1942), ha continuado la tarea como Director, con la ayuda
de un importante equipo. El Jardín, hoy, es referencia mundial
en flora macaronésica, y otros endemismos
canarios en peligro de extinción; y también es pionero
en las islas en la campaña de recuperación de la flora
insular amenazada. El Centro edita una revista científica titulada
Botánica macaronésica.
En la actualidad, existen en Gran Canaria diferentes Centros Científico-técnicos
de interés, muchos de ellos regionales, que trabajan en áreas
diversas y que dependen de distintas Instituciones. El Instituto
Tecnológico de Canarias y el
Instituto Canario de Ciencias Marinas dependen
del Gobierno Autónomo canario. El Instituto
Tecnológico de Canarias, creado
en 1992, enmarca su función en los campos de Investigación,
Desarrollo e Innovación, fomentando y apoyando el desarrollo
tecnológico del Archipiélago Canario. Y el Instituto
Canario de Ciencias Marinas, desde las
instalaciones de Taliarte (Telde), lleva a cabo actividades de investigación
y de expansión en acuicultura, recursos pesqueros, oceanografía,
medio litoral y biología pesquera.
En las áreas científicas de la Universidad de Las Palmas
de Gran Canaria se enmarcan tres Institutos de Investigación:
el de Ciencias y Tecnologías
Cibernéticas, el de Microelectrónica
y el reciente de Sanidad Animal y
Seguridad Alimentaria. El
Instituto de Investigación de Ciencias y Tecnologías
Cibernéticas, trabaja en la investigación
básica y aplicada en ciencia y tecnología de los computadores
y la computación, teoría de sistemas, etc., y se creó
como transformación del Centro Internacional de Investigación
en Ciencias de la Computación (CIICC); lo dirige el catedrático
Roberto Moreno Díaz
(hijo). El Instituto de Microelectrónica
(IUMA), inaugurado en 1990, contempla la
especialización teórica y práctica en el campo
científico de la Ciencia y la Tecnología Microelectrónicas
y sus aplicaciones. Tiene su antecedente más remoto en el Laboratorio
de Investigación en Microelectrónica Aplicada que fue
fundado en 1988, y se constituye como unidad asociada a la Escuela
Técnica Superior de Ingenieros de telecomunicación.
Lo dirige el catedrático Antonio
Núñez Ordóñez.
El Instituto de Sanidad Animal y Seguridad
Alimentaria, el más reciente de
los universitarios (se ha constituido en julio de 2002), se ocupa
de investigar y vigilar en cuestiones de seguridad alimentaria, sanidad
animal y salud pública, y se propone avanzar en el conocimiento
de las enfermedades infecciosas y transmisibles, existentes o no en
el archipiélago, así como las emergentes o nuevas con
el fin de evitar su entrada y difusión en las Islas Canarias.
Se ubica en el Edificio de Veterinaria de la Universidad, en Montaña
Cardones (Arucas).
Últimamente se ha creado el Instituto
Canario de Investigación del Cáncer,
de ámbito regional (aunque con centro en Tenerife) y carácter
multidisciplinar, cuyos objetivos están orientados a potenciar
la investigación de esta temible enfermedad en Canarias.
Cuenta Gran Canaria con importantes archivos históricos que
son fuente de muy distintas investigaciones. Aparte del perteneciente
a El Museo Canario, cuyo corpus documental
es tan rico como variado, es importante el Archivo
Histórico Joaquín Blanco
(ubicado en el que fuera domicilio de Viera y Clavijo en la plaza
de Santa Ana de la capital), de una riqueza documental considerable.
Obligatoriamente, hemos de recordar aquí la importancia del
Archivo Diocesano,
ligado a la Catedral de Las Palmas en donde se desarrolla importante
labor investigadora: allí doña Lola
de la Torre ordenó el archivo musical y publicó
su catálogo, y allí trabajaron dos importantes investigadores
recientemente desaparecidos, don Francisco
Caballero y don
Santiago Cazorla.
Por otra parte, en todos los Departamentos de la Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria se realizan
investigaciones científicas en los distintos campos del conocimiento,
y sus resultados constan en publicaciones especializadas de todo el
mundo. Algunas de esas revistas o monografías se publican en
la propia Universidad de Las Palmas. Entre las revistas
universitarias que acogen resultados de
investigación figuran: Philologica
canariensia, de la Facultad de Filología
(aparecida en 1996); Revista de
Ciencias Jurídicas de la Facultad
de Ciencias Jurídicas; Revista
de Lenguas para fines específicos,
del Departamento de Lenguas Modernas; Vegueta, el Anuario de la Facultad
de Geografía e Historia; o el Anuario
de Filosofía, Psicología y Sociología,
relacionada con la Facultad de Formación del Profesorado.
Otras importantes revistas científicas
se publican en Gran Canaria, de distinto nivel de amplitud y de especialización.
Los Anales Canarios de Medicina
y Cirugía comenzaron a publicarse
en 1930 bajo la dirección de don Juan
Bosch Millares; y, bajo la misma dirección aparece como
revista trimestral en 1961 Archivos
canarios de Medicina, Cirugía y Especialidades;
El Museo Canario
es revista propia de esta importante institución investigadora
que se publica desde 1880 aunque de modo irregular y que ha ido cambiando
con el tiempo formato y líneas de contenido. Entre las más
destacadas de hoy se encuentra el Anuario
de Estudios Atlánticos que se publica
bajo patrocinio de la Casa de Colón del Cabildo de Gran Canaria,
y que dirige don Antonio
Rumeu de Armas, desde 1955; aunque se dedica básicamente
a temas históricos relacionados con la proyección atlántica
de la isla, sus páginas se abren a otros muchos campos relacionados
con la cultura insular. El Seminario de Humanidades Agustín
Millares Carlo viene publicando desde su fundación en 1982
un anuario denominado Boletín
Millares Carlo. La Caja Insular de Ahorros,
por su parte, viene editando desde 1970, bimensualmente, la revista
Aguayro,
cuyos artículos se enmarcan en las áreas científicas
y culturales con intención de divulgación seria y profesionalizada.
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