AGOSTO 2002:
El Puerto de La Luz

D.José Miguel Pérez García 
 
 

Durante siglos, el principal punto de llegada de buques a la capital grancanaria se ubicaba en el Muelle de San Telmo. Pero en la segunda mitad del siglo XIX, aquel viejo e incompleto dique de atraque era a todas luces insuficiente, pues sus condiciones impedían la posibilidad de acoger un incremento de la flota y, desde luego, no podía ofrecer los servicios portuarios necesarios para hacer de la isla escala principal para la navegación atlántica. Tras la etapa de despegue económico que siguió a la concesión de los Puertos Francos (1852), se planteó en Gran Canaria la necesidad de contar con instalaciones portuarias más idóneas. Ya en 1856, en una Exposición que dirigió al Ministro de Fomento el Gobernador de Canarias, se sugirió la necesidad de construir un muelle auxiliar en el puerto de La Luz que estaba ubicado en la bahía de las Isletas, un lugar muy apropiado por sus magníficas condiciones de abrigo y por sus espléndidas posibilidades para la construcción de los muelles. Además, en 1854 se había iniciado la carretera que unía el casco urbano de Las Palmas con el Puerto de La Luz, una obra que salvaba la distancia de casi 7 kilómetros que separaban ambos núcleos.
Por fin, la Real Orden de 18-XI-1856 dispuso que se proyectaran las obras para un nuevo muelle. Llevó a cabo el proyecto Clavijo y Pló, en 1857, diseñando un muelle auxiliar al de Las Palmas con una línea de 200 metros, rematado por un martillo. El proyecto se aprobó en 1858, pero no llegó a ejecutarse.
En 1861, el Ayuntamiento de Las Palmas elaboró una nueva Exposición en la que se solicitaba la construcción de un "puerto de estación, de abrigo y de refugio" en La Luz. Esta vez diseñó el proyecto el ingeniero Juan de León y Castillo, y fue aprobado por una Real Orden el 18 de junio de 1862. Pero, tras licitarse las obras, éstas se irían retrasando hasta quedar suspendidas por razones diversas, desde las dificultades financieras a los problemas de índole material y técnico.
A partir de la década de los setenta y ochenta del siglo XIX, se retomó la iniciativa, tanto por razones de crisis económicas, como porque la creciente actividad de la navegación intercontinental suponía una gran oportunidad para aprovechar los trayectos atlánticos y el ingente trasiego de buques y mercancías. Diversas Instituciones públicas y privadas de Gran Canaria (Real Sociedad Económica y Círculo Mercantil) llevaron a cabo distintas actuaciones en pro del proyecto, solicitando que todos los esfuerzos portuarios se concentraran en La Luz. Ante las dificultades legales y presupuestarias para conseguir la declaración de un Puerto de interés general (a lo que se unía la rivalidad de la aspiración para que dicho puerto se ubicara en Santa Cruz de Tenerife), los representantes grancanarios, encabezados por el político Fernando de León y Castillo, optaron por solicitar un Puerto de Refugio ya que, en este caso, las obras correrían por cuenta del Estado, y la aprobación llegaría antes.
En efecto, en la Ley del 27 de abril de 1882, el Puerto de Refugio de La Luz se incluyó entre los puertos de esta índole y el proyecto de las obras, que había sido encargado a Juan de León y Castillo, se ejecutó en el largo plazo de unos 20 años, entre 1883 y 1902. Constaba de un dique exterior de 1.247 metros de longitud y un dique transversal para el atraque y servicios comerciales (muelle de Santa Catalina) de 774 metros. Se construyó así la primera fase de este puerto que llegaría a ser uno de los más importantes del Atlántico en su tiempo.
En años sucesivos, durante el resto del siglo XX, aquellas primeras instalaciones se ampliaron considerablemente, multiplicándose los diques y los muelles y construyéndose nuevas dársenas y todo tipo de infraestructuras para los servicios portuarios (almacenes, frigoríficos, combustibles, astilleros, administración, transporte, seguridad, etc.). En la actualidad, el Puerto de La Luz forma parte del complejo de Puertos de Las Palmas y se encuentra en plena expansión y modernización.

 

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