En España, el periodismo
había nacido en el siglo XVIII con gran fuerza, y se constituyó
en el XIX como vehículo difusor del diálogo social
y como uno de los dos grandes cauces de opinión social y
política (los parlamentos constituían el otro cauce
de ese diálogo). En la Canarias del siglo XVIII, podría
considerarse como anuncio de lo que sería el periodismo,
las hojas manuscritas que, bajo el título de Papel
Hebdomadario, redactó José
de Viera y Clavijo en su etapa lagunera y al calor de la Tertulia
de Nava. O, tal vez, el memorial dirigido
a la corte de Carlos III en 1762 bajo el título de Correo
de Canarias, que se estructuraba en seis
unidades llamadas “correos”.
En Canarias, como en casi toda España,
el siglo XIX es, por excelencia, el de la explosión de las
publicaciones periódicas: revistas y periódicos de
corta vida (casi siempre), nacidas al impulso de una tendencia política
o de una inquietud cultural o social.
El periodismo en Gran Canaria ha de surgir
cuando la sociedad, o un grupo dirigente y activo dentro de ella,
busca la ya imprescindible modernización de la isla, especialmente
tras las tensiones surgidas con la confirmación de Santa
Cruz de Tenerife como capital única de Canarias después
de 1833. Aunque consta que hubo hojas volanderas impresas y manuscritas
en las primeras décadas del siglo XIX, podemos decir que
arranca el periodismo en la década de los años cuarenta
con la presencia de dos boletines oficiales (el Boletín
Oficial de la Gran Canaria, 1840-1841,
y el Boletín Auxiliar de
la Junta Superior Auxiliar del Gobierno de la Provincia de Canarias,
1843) y, sobre todo, con los primeros conatos de periódicos:
el efímero “periódico monárquico-democrático”
La defensa
(1841), que sólo vivió un mes, y El
Pueblo. Periódico
Democrático (1842), nacido con
más espectativas pero del que sólo conocemos hoy el
“prospecto”, o expliación de intenciones que
suele acompañar a la cabecera primera de una publicación.
En ese prospecto, los directores, Antonio
López Botas y Juan
Evangelista Doreste, resaltaban, de modo significativo, que
el periodismo es “el vapor
y el camino de hierro de la inteligencia”
al tiempo que exponían la necesidad de defender los intereses
y derechos de Gran Canaria como sociedad muy atrasada en lo económico
y en lo cultural.
Al no tener ejemplares de El Pueblo,
ha de considerarse como primer periódico libre grancanario
El
Porvenir de Canarias (1852 - 1853),
que se publicó durante un año y que engarzaba con
la corriente de ideas que en esos años miraban esperanzadamente
el progreso insular, convencidos (como indica su “cabecera”
) de que los intereses de las dos grandes capitales Canarias no
están encontrados, y de que Gran Canaria estaba necesitada
de que se le facilitaran “los medios de explotar las favorables
circunstancias con que el cielo la ha favorecido”. Coincide
la aparición del periódico con la nueva organización
administrativa que se da a la Provincia de Canarias (primera y efímera
división provincial) y la concesión de las
franquicias a sus puertos (marzo y julio de 1852).
A lo largo del siglo XIX siguen a El
Porvenir ... , de manera ininterrumpida,
otra serie de títulos, identificados todos en un empeño
común de modernización, con muy escasa organización
empresarial y en los que colaboraban los representantes más
destacados de la intelectualidad canaria. El Despertador
Canario y El
Canario aparecen en 1854 y luego en 1859
con don Agustín
Millares Torres como director; El
Crisol y El
Ómnibus nacen en 1855: este último,
un periódico de larga vida (se publicó entre 1855
y 1868), que ha sido considerado el “gran impulsor del progreso
insular” y que contó con la colaboración de
los representantes más destacados de la intelectualidad canaria,
como Benito
Pérez Galdós, desde
la isla y desde Madrid; La Reforma
aparece en 1856 y la Revista Semanal
en 1857. La nómina de publicaciones es muy extensa, pues
a partir de los años cincuenta del siglo XIX, y hasta su
final, nacen unas ciento cincuenta cabeceras periodísticas,
de las que muy pocas logran superar los cuatro años de vida
y algunas no llegan a cumplir el año. Destaquemos entre los
títulos, El País,
aparecido en 1863, un periódico muy popular que dirigió
y editó don Amaranto
Martínez de Escobar; logran superar los cuatro años
de vida La Verdad
(1870), La Prensa
(1874), La Correspondencia
y El Independiente
(de 1876), La
Concordia (1879) y El
Pueblo (1881); el
Diario de Avisos de Las Palmas (1885)
alcanza los siete años, y El
Telégrafo (1885) los ocho;
La Revista de Las Palmas
se publicó durante ocho años desde 1880; y El
Liberal (1883) alcanza los diez. Al terminar
el siglo XIX la prensa grancanaria se renueva con la aparición
de nuevas cabeceras. La más destacada es el Diario
de Las Palmas, “periódico
político y de intereses materiales” que nace en 1893
introduciendo tecnología moderna en imprenta y en comunicaciones.
También los años finales del XIX conocen el inicio
de la tendencia a la profesionalización de los periodistas,
que fundan la primera Asociación
de la Prensa de Las Palmas en marzo de
1898.
Por su curiosidad y por su interés como reflejo de una sociedad
pequeña y cercana debemos consignar la existencia de prensa
satírica que se asoma al siglo
XIX. Coinciden en ser publicaciones de muy corta vida, pero anuncian
la importancia que el género llegará a adquirir. Reseñemos:
El Mequetrefe
y Periquillo de los Palotes
(de 1869), El Entremés
(de 1870), La calandria,
(de 1873), El Clarín
(de 1879) o El Látigo
(de 1881), cabecera ésta última que sobrevivió
dos años manteniendo como programa el lema “Latigazo
y tente tieso”. En las primeras décadas del XX, continúan
las publicaciones satíricas: algunas de ellas son La
Caricatura, una revista quincenal ilustrada
que nace en 1904 y se mantiene hasta 1911; El
Galeoto, “bisemanario satírico-bilioso”
promovido en el mismo año de 1904 por el grupo desenfadado
y juvenil de Alonso
Quesada y sus amigos; o La
Careta, que sustituyó a La
Caricatura durante un año y cuya
primera y últimas páginas están ocupadas por
caricaturas con pie en verso de carácter humorístico.
El siglo XX se puede definir como el de la comunicación.
Gran Canaria no estuvo ajena a este fenómeno, pues casi un
centenar de periódicos vieron la luz durante estos cien años.
Antes y ahora, la voluntad empresarial y política permitió
el nacimiento de los diarios grancanarios; y favoreció su
pervivencia la demanda de información sistematizada y la
realidad del medio como vehículo del diálogo social.
En el periodo anterior a la Guerra Civil (1936-1939) hubo gran cantidad
de cabeceras de prensa; algunas de vida muy breve. Reseñando
sólo los más duraderos, indiquemos que se mantuvo
el Diario de Las Palmas,
mientras iban naciendo, sucesivamente, cabeceras muy importantes,
como podrían ser las de El
Tribuno (1902) dirigido por
Franchy y Roca, La
Provincia (1911), llamada a tener
larga vida, o la del interesante El
País que dirigió Pedro
Perdomo Acedo. Por curiosidad literaria merece ser destacado
el nombre de La Ciudad
(1907), un periódico de corta vida que dirigieron Arturo
y Miguel
Sarmiento Salom, en cuyas páginas inició Alonso
Quesada la larga serie de sus “Crónicas” ciudadanas,
que desarrollaría en distintos periódicos hasta 1924:
Ecos,
el principal de ellos. Estas publicaciones y otras que nacieron
durante la II República, estaban avocadas a desaparecer en
1936, con el comienzo de la Guerra Civil española. Pero interesa
destacar que surgió en estos años un periodismo con
una personalidad y un estilo muy propios, y que mantiene su auge
hasta el quiebro de 1936-1939 con nombres tan significativos como
los de Francisco
González Díaz, Domingo
Doreste “Fray Lesco”, Eduardo
Benítez Inglott, o Prudencio
Morales, entre muchos otros. Fue la etapa de cabeceras como
La
Crónica (1917-1936) o
El
Defensor de Canarias (1919-1935);
una etapa importante en que el periodismo isleño culminó
el tránsito del periodismo ideológico al informativo,
generándose las primeras empresas periodísticas de
las islas.
Durante los años de la contienda bélica sólo
continuaron editándose los periódicos Hoy
(nació en 1933), Acción
(continuación de El Defensor
de Canarias), El
Radical (nació en 1935), Diario
de Las Palmas y
La Provincia.
Y en 1936 nació Falange,
como medio de comunicación del régimen franquista.
Conviene apuntar que la llegada a la isla de la primera imprenta
había ocurrido el 25 de abril de 1795, aunque su puesta en
funcionamiento se dilató hasta 1800. Fue encargada por la
Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las
Palmas y promovida por D.
José de Viera y Clavijo, a quien muchos consideran el
primer periodista de las islas merced a las gacetas manuscritas
publicadas en La Laguna (Tenerife) en los años 60 del siglo
XVIII, como ya indicamos.
La Radio
se introduce en Gran Canaria durante la década de los años
veinte del pasado siglo, pues hay noticias de la emisión
en onda corta de Radio Club Canarias,
desde El Gabinete Literario.
Y al comienzo de los años treinta, seis estaciones en onda
corta desde las islas; entre ellas, EAR-75 y EAR-149 en el Puerto
de La Luz; una etapa, la de los años
treinta, en que se producen las primeras retransmisiones organizadas,
con Inter-Radio:
EAJ 50 Radio Las Palmas emite en onda media a finales de los treinta
y, hasta 1936 deja oír conciertos, recitales poéticos,
solistas de ópera o zarzuela, publicidad, informativos, etc.
Con el comienzo de la guerra las emisoras se convierten en órganos
políticos: el 18 de julio de 1936,
Radio Las Palmas lanzaba a las ondas
el manifiesto del General Franco
explicando la causa y los fines de la rebelión. El Franquismo
hubo de afectar duramente a la radiodifusión. Las emisoras
existentes habrían de integrarse en la recién nacida
Radio Nacional (RNE): y poco a poco fueron
naciendo emisoras privadas al calor de la Iglesia o de la Falange,
que respondía al ideario del Régimen. La programación
era, preferentemente, de entretenimiento y espectáculo; los
seriales radiofónicos proliferaban y se hicieron muy populares
las retransmisiones desde escenarios locales y populares, como el
Cine Avenida,
el Avellaneda
o el Cuyás,
en donde se dieron a conocer artistas importantes del espectáculo
local, como Mary Sánchez
y los Bandama o Pepe
Monagas (entre muchísimos).
La dictadura sólo permitió la existencia de Radio
Atlántico, Radio Nacional, Radio Las Palmas
y, en 1965, el nacimiento de la emisora cultural Radio
Ecca. Las emisoras no tuvieron un despegue
definitivo en la isla hasta la década de los ochenta del
siglo XX, cuando comienzan a proliferar las emisiones en frecuencias
moduladas (FM). Hoy día el canal de difusión informativo
acústico por excelencia, y está presente y muy desarrollado
en todos los municipios de la isla.
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