Abril 2003:
LOS INICIOS DE LA PRENSA EN GRAN CANARIA.

  Juan José Laforet – Jorge Liria – Yolanda Arencibia
 
 

En España, el periodismo había nacido en el siglo XVIII con gran fuerza, y se constituyó en el XIX como vehículo difusor del diálogo social y como uno de los dos grandes cauces de opinión social y política (los parlamentos constituían el otro cauce de ese diálogo). En la Canarias del siglo XVIII, podría considerarse como anuncio de lo que sería el periodismo, las hojas manuscritas que, bajo el título de Papel Hebdomadario, redactó José de Viera y Clavijo en su etapa lagunera y al calor de la Tertulia de Nava. O, tal vez, el memorial dirigido a la corte de Carlos III en 1762 bajo el título de Correo de Canarias, que se estructuraba en seis unidades llamadas “correos”.

En Canarias, como en casi toda España, el siglo XIX es, por excelencia, el de la explosión de las publicaciones periódicas: revistas y periódicos de corta vida (casi siempre), nacidas al impulso de una tendencia política o de una inquietud cultural o social.

El periodismo en Gran Canaria ha de surgir cuando la sociedad, o un grupo dirigente y activo dentro de ella, busca la ya imprescindible modernización de la isla, especialmente tras las tensiones surgidas con la confirmación de Santa Cruz de Tenerife como capital única de Canarias después de 1833. Aunque consta que hubo hojas volanderas impresas y manuscritas en las primeras décadas del siglo XIX, podemos decir que arranca el periodismo en la década de los años cuarenta con la presencia de dos boletines oficiales (el Boletín Oficial de la Gran Canaria, 1840-1841, y el Boletín Auxiliar de la Junta Superior Auxiliar del Gobierno de la Provincia de Canarias, 1843) y, sobre todo, con los primeros conatos de periódicos: el efímero “periódico monárquico-democrático” La defensa (1841), que sólo vivió un mes, y El Pueblo. Periódico Democrático (1842), nacido con más espectativas pero del que sólo conocemos hoy el “prospecto”, o expliación de intenciones que suele acompañar a la cabecera primera de una publicación. En ese prospecto, los directores, Antonio López Botas y Juan Evangelista Doreste, resaltaban, de modo significativo, que el periodismo es “el vapor y el camino de hierro de la inteligencia” al tiempo que exponían la necesidad de defender los intereses y derechos de Gran Canaria como sociedad muy atrasada en lo económico y en lo cultural.

Al no tener ejemplares de
El Pueblo, ha de considerarse como primer periódico libre grancanario El Porvenir de Canarias (1852 - 1853), que se publicó durante un año y que engarzaba con la corriente de ideas que en esos años miraban esperanzadamente el progreso insular, convencidos (como indica su “cabecera” ) de que los intereses de las dos grandes capitales Canarias no están encontrados, y de que Gran Canaria estaba necesitada de que se le facilitaran “los medios de explotar las favorables circunstancias con que el cielo la ha favorecido”. Coincide la aparición del periódico con la nueva organización administrativa que se da a la Provincia de Canarias (primera y efímera división provincial) y la concesión de las franquicias a sus puertos (marzo y julio de 1852).

A lo largo del siglo XIX siguen a
El Porvenir ... , de manera ininterrumpida, otra serie de títulos, identificados todos en un empeño común de modernización, con muy escasa organización empresarial y en los que colaboraban los representantes más destacados de la intelectualidad canaria. El Despertador Canario y El Canario aparecen en 1854 y luego en 1859 con don Agustín Millares Torres como director; El Crisol y El Ómnibus nacen en 1855: este último, un periódico de larga vida (se publicó entre 1855 y 1868), que ha sido considerado el “gran impulsor del progreso insular” y que contó con la colaboración de los representantes más destacados de la intelectualidad canaria, como Benito Pérez Galdós, desde la isla y desde Madrid; La Reforma aparece en 1856 y la Revista Semanal en 1857. La nómina de publicaciones es muy extensa, pues a partir de los años cincuenta del siglo XIX, y hasta su final, nacen unas ciento cincuenta cabeceras periodísticas, de las que muy pocas logran superar los cuatro años de vida y algunas no llegan a cumplir el año. Destaquemos entre los títulos, El País, aparecido en 1863, un periódico muy popular que dirigió y editó don Amaranto Martínez de Escobar; logran superar los cuatro años de vida La Verdad (1870), La Prensa (1874), La Correspondencia y El Independiente (de 1876), La Concordia (1879) y El Pueblo (1881); el Diario de Avisos de Las Palmas (1885) alcanza los siete años, y El Telégrafo (1885) los ocho; La Revista de Las Palmas se publicó durante ocho años desde 1880; y El Liberal (1883) alcanza los diez. Al terminar el siglo XIX la prensa grancanaria se renueva con la aparición de nuevas cabeceras. La más destacada es el Diario de Las Palmas, “periódico político y de intereses materiales” que nace en 1893 introduciendo tecnología moderna en imprenta y en comunicaciones. También los años finales del XIX conocen el inicio de la tendencia a la profesionalización de los periodistas, que fundan la primera Asociación de la Prensa de Las Palmas en marzo de 1898.

Por su curiosidad y por su interés como reflejo de una sociedad pequeña y cercana debemos consignar la existencia de
prensa satírica que se asoma al siglo XIX. Coinciden en ser publicaciones de muy corta vida, pero anuncian la importancia que el género llegará a adquirir. Reseñemos: El Mequetrefe y Periquillo de los Palotes (de 1869), El Entremés (de 1870), La calandria, (de 1873), El Clarín (de 1879) o El Látigo (de 1881), cabecera ésta última que sobrevivió dos años manteniendo como programa el lema “Latigazo y tente tieso”. En las primeras décadas del XX, continúan las publicaciones satíricas: algunas de ellas son La Caricatura, una revista quincenal ilustrada que nace en 1904 y se mantiene hasta 1911; El Galeoto, “bisemanario satírico-bilioso” promovido en el mismo año de 1904 por el grupo desenfadado y juvenil de Alonso Quesada y sus amigos; o La Careta, que sustituyó a La Caricatura durante un año y cuya primera y últimas páginas están ocupadas por caricaturas con pie en verso de carácter humorístico.

El siglo XX se puede definir como el de la comunicación. Gran Canaria no estuvo ajena a este fenómeno, pues casi un centenar de periódicos vieron la luz durante estos cien años. Antes y ahora, la voluntad empresarial y política permitió el nacimiento de los diarios grancanarios; y favoreció su pervivencia la demanda de información sistematizada y la realidad del medio como vehículo del diálogo social. En el periodo anterior a la Guerra Civil (1936-1939) hubo gran cantidad de cabeceras de prensa; algunas de vida muy breve. Reseñando sólo los más duraderos, indiquemos que se mantuvo el
Diario de Las Palmas, mientras iban naciendo, sucesivamente, cabeceras muy importantes, como podrían ser las de El Tribuno (1902) dirigido por Franchy y Roca, La Provincia (1911), llamada a tener larga vida, o la del interesante El País que dirigió Pedro Perdomo Acedo. Por curiosidad literaria merece ser destacado el nombre de La Ciudad (1907), un periódico de corta vida que dirigieron Arturo y Miguel Sarmiento Salom, en cuyas páginas inició Alonso Quesada la larga serie de sus “Crónicas” ciudadanas, que desarrollaría en distintos periódicos hasta 1924: Ecos, el principal de ellos. Estas publicaciones y otras que nacieron durante la II República, estaban avocadas a desaparecer en 1936, con el comienzo de la Guerra Civil española. Pero interesa destacar que surgió en estos años un periodismo con una personalidad y un estilo muy propios, y que mantiene su auge hasta el quiebro de 1936-1939 con nombres tan significativos como los de Francisco González Díaz, Domingo Doreste “Fray Lesco”, Eduardo Benítez Inglott, o Prudencio Morales, entre muchos otros. Fue la etapa de cabeceras como La Crónica (1917-1936) o El Defensor de Canarias (1919-1935); una etapa importante en que el periodismo isleño culminó el tránsito del periodismo ideológico al informativo, generándose las primeras empresas periodísticas de las islas.

Durante los años de la contienda bélica sólo continuaron editándose los periódicos
Hoy (nació en 1933), Acción (continuación de El Defensor de Canarias), El Radical (nació en 1935), Diario de Las Palmas y La Provincia. Y en 1936 nació Falange, como medio de comunicación del régimen franquista. Conviene apuntar que la llegada a la isla de la primera imprenta había ocurrido el 25 de abril de 1795, aunque su puesta en funcionamiento se dilató hasta 1800. Fue encargada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas y promovida por D. José de Viera y Clavijo, a quien muchos consideran el primer periodista de las islas merced a las gacetas manuscritas publicadas en La Laguna (Tenerife) en los años 60 del siglo XVIII, como ya indicamos.

La
Radio se introduce en Gran Canaria durante la década de los años veinte del pasado siglo, pues hay noticias de la emisión en onda corta de Radio Club Canarias, desde El Gabinete Literario. Y al comienzo de los años treinta, seis estaciones en onda corta desde las islas; entre ellas, EAR-75 y EAR-149 en el Puerto de La Luz; una etapa, la de los años treinta, en que se producen las primeras retransmisiones organizadas, con Inter-Radio: EAJ 50 Radio Las Palmas emite en onda media a finales de los treinta y, hasta 1936 deja oír conciertos, recitales poéticos, solistas de ópera o zarzuela, publicidad, informativos, etc. Con el comienzo de la guerra las emisoras se convierten en órganos políticos: el 18 de julio de 1936, Radio Las Palmas lanzaba a las ondas el manifiesto del General Franco explicando la causa y los fines de la rebelión. El Franquismo hubo de afectar duramente a la radiodifusión. Las emisoras existentes habrían de integrarse en la recién nacida Radio Nacional (RNE): y poco a poco fueron naciendo emisoras privadas al calor de la Iglesia o de la Falange, que respondía al ideario del Régimen. La programación era, preferentemente, de entretenimiento y espectáculo; los seriales radiofónicos proliferaban y se hicieron muy populares las retransmisiones desde escenarios locales y populares, como el Cine Avenida, el Avellaneda o el Cuyás, en donde se dieron a conocer artistas importantes del espectáculo local, como Mary Sánchez y los Bandama o Pepe Monagas (entre muchísimos). La dictadura sólo permitió la existencia de Radio Atlántico, Radio Nacional, Radio Las Palmas y, en 1965, el nacimiento de la emisora cultural Radio Ecca. Las emisoras no tuvieron un despegue definitivo en la isla hasta la década de los ochenta del siglo XX, cuando comienzan a proliferar las emisiones en frecuencias moduladas (FM). Hoy día el canal de difusión informativo acústico por excelencia, y está presente y muy desarrollado en todos los municipios de la isla.

 

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