Julio 2003:
ESPACIOS PARA EL TEATRO.

  Jesús Páez – Yolanda Arencibia
 
 
El teatro es una de las más antiguas formas de comunicación del ser humano. Nace de la necesidad que una comunidad siente de expresar sus ideas o sus ideales; de testimoniar su paso por el mundo.

En Canarias existen noticias de danzas, cantos y ritos de los aborígenes de las islas. Pero podemos decir que, tras la conquista, el teatro en Canarias tiene sus comienzos en la ritualidad de las iglesias que ofrecían representaciones religiosas en las festividades señaladas de la Navidad, la Epifanía y el Corpus, principalmente. Puede considerarse, pues, un primer espacio teatral grancanario la
Catedral de Santa Ana (en donde constan actuaciones teatrales desde 1505) y una primera manifestación dramática de autor la Comedia del Rescebimiento (1582) de Bartolomé Cairasco de Figueroa.

Tras superar la etapa de teatro estrictamente religioso, puede hablarse de una actividad teatral profana en los Corrales de Comedias hasta los inicios del siglo XIX, con el ejemplo del llamado
Corral del Concejo, ubicado en la calle de los Balcones, muy cerca de la Catedral.

Los historiadores documentan la existencia de una gran afición y una importante actividad teatral durante el siglo XIX, y desde sus primeras décadas, lo que viene a demostrar el interés de la sociedad por estos espectáculos, a los que considera su mejor expresión cultural. En la Gran Canaria de finales del XIX ya pueden contabilizarse seis espacios destinados a espectáculos teatrales. Esta actividad la llevaban a cabo grupos y compañías de aficionados bajo el amparo de sociedades recreativo-culturales (
Junta de la Alameda, Sociedad El Progreso, La Tertulia, Juventud Canaria, en el núcleo capitalino; y, en la zona del Puerto, el Círculo de Obreros del Puerto o El Recreo Literario y Artístico).

El hito teatral más relevante del siglo XIX fue la inauguración del Teatro Cairasco, en 1845, un bello edificio de corte neoclásico, situado en la plaza del mismo nombre, que se convertiría pronto en aglutinante de la actividad cultural y socio-política del momento. La insuficiencia de las instalaciones de ese Teatro Cairasco y la intensa campaña llevada a cabo por el periódico
El Ómnibus hizo posible la construcción, de un “teatro nuevo” que se situó junto al mar, a orillas del Guiniguada. La polémica por la ubicación del nuevo teatro fue muy intensa; lo que es comprensible en la ciudad pequeña y recoleta que era Las Palmas en la época. Lo que da mayor realce al tema es que en ella intervino con grandes dosis de ironía y mayor ingenio Benito Pérez Galdós, quien plasmó sus opiniones al respecto en una serie de caricaturas y dibujos, titulada Gran Teatro de la Pescadería.

El nuevo teatro se llamaría
Teatro Tirso de Molina y se inauguró en 1890 con la representación de la ópera de Verdi La Traviata. Un incendio posterior obligó a la remodelación de este teatro, en la que intervinieron Miguel y Néstor Martín Fernández de la Torre. El edificio fue reinagurado en 1928 con el nombre de Teatro Pérez Galdós.

La actividad teatral durante el siglo XX supone la continuación de la efervescencia anterior, no sólo en la capital sino en casi todos los pueblos de la isla, muchos de los cuales contaban con sala de teatro (Gáldar fue el primer pueblo de Gran Canaria que tuvo teatro público por una iniciativa del
Círculo de Fomento y Recreo; entró en actividad en 1847 y dio paso al actual Teatro Municipal en 1912). En las primeras décadas persisten los teatros domésticos y las grandes compañías peninsulares siguen estrenando en Canarias sus repertorios e incrementándose la presencia de compañías peninsulares contratadas por los empresarios insulares. Y también hubo, en estos tiempos y por muchos años, "teatros portátiles", es decir, compañías advenedizas que se instalaban con su carpa en la ciudad o en los pueblos de la isla para satisfacer el ansia de espectáculos de los canarios.

El primer
Circo Cuyás (en Triana) destinado a circo ecuestre, gallera y a teatro de verano, es nuevo espacio inaugurado en 1889 para la acogida de actividades que conllevaban música y espectáculo o eminentemente teatrales; igual que lo van a ser los inmediatamente posteriores, nacidos en ya en el siglo XX: el Teatro Avellaneda (en Vegueta), y el Teatro Hermanos Millares (en el Puerto, junto a Las Canteras). El Circo Cuyás fue iniciativa de un empresario catalán que lo hizo construir sobre el solar del antiguo convento de San Bernardo, con pista central circular y amplio graderío; los tiempos le obligarán a dejar paso al Cine Cuyás, que se construye en 1931 en la misma parcela. El Teatro Avellaneda, en espléndido edificio, pasó a ser sala de cine con el mismo nombre y, posteriormente, fue adquirido por el Gobierno Autónomo para albergar en él la actividad teatral de los grupos canarios con un nuevo nombre: Teatro Guiniguada. El Teatro Hermanos Millares por su parte, además de su función como cine, albergó espectáculos de todo tipo, especialmente los llamados “desfiles de variedades” (actuaciones musicales, pequeños textos cómicos, malabarismos, etc.) muy del gusto del público popular y frecuentes en todos los espacios. Ha de unirse a ellos el nombre del Teatro Circo del Puerto, (en la calle Albareda, muy cerca de la playa Las Canteras) un espacio con actividades semejante a los anteriores y que vivió interesantes estrenos teatrales; como el de La Cena de Bethania de Tomás Morales (1910) y de Llanura de Alonso Quesada (1919) organizados por la Sociedad de los Doce.

El
Teatro Pérez Galdós es el principal marco para las actividades teatrales desde los años treinta de su fundación en adelante. Allí pudieron actuar las Compañías dramáticas peninsulares e internacionales que iban rumbo a América, y también fueron acogidos los grupos teatrales canarios, casi siempre formados por aficionados entusiastas. Desde las primeras décadas de vida ese espacio fue el marco preferente de los espectáculos locales de teatro, danza o música con organizadores tan destacados como Pacota Mesa, Néstor de la Torre o el Grupo de la Sociedad de Amigos del Arte Néstor de la Torre, fundada en 1934.

Exponentes de la inquietud teatral grancanaria han sido grupos más o menos organizados de artistas y aficionados que lucharon por mantener viva la antorcha teatral en la isla: los más destacados la
Sociedad de Declamación Los Doce, el Teatro Mínimo, el Teatro Insular de Cámara, el Teatro y Poesía y el Teatro de Arte.

La
Sociedad de Declamación Los Doce (el número de miembros que la componían) inició en 1902 una notable actividad teatral sorprendente por la cantidad y la calidad de los textos representados: obras de Maeterlink, Ibsen, Galdós, Valle Inclán, Benavente, entre otros; y estrenaron La cena de Bhetania de Tomás Morales y Llanura de Alonso Quesada. Con “Los Doce” colaboraron los pintores Néstor de la Torre y Nicolás Massieu, los escritores Luis y Agustín Millares Cubas, Alonso Quesada y Tomás Morales.

El
Teatro Mínimo, de Claudio y Josefina de la Torre, actuó a medias como teatro de cámara y como espacio para actividades artísticas o musicales diversas, en la casa familiar de Las Canteras.

El
Teatro Insular de Cámara, agrupación teatral de aficionados, fue fundado en 1956 por los hermanos Lezcano: Ricardo (Madrid, 1917), destacado periodista, y Pedro, editor y, sobre todo, importante poeta. Respondiendo al propósito inicial de ofrecer un repertorio de alta dignidad artística, y bajo los auspicios de El Museo Canario, el grupo llevó a escenas de las más vivas tendencias del teatro universal, muchas de ellas de vanguardia: Chejov, Galdós, O´Neil, Ionesco, Beckett, Lauro Olmo, Alfonso Sastre, entre otros.

En 1959 comienzan unas sesiones de
Teatro y Poesía en el Gabinete Literario (a veces en El Museo Canario), siendo responsable de la primera entidad el escritor Juan Marrero y en estrecha colaboración con Manuel Padorno y Josefina Betancor. Se organizan lecturas dramáticas o recitales poéticos: la primera actividad fue la lectura escenificada de Romeo y Jeannette de Jean Anouilh.

Por fin, el
Teatro de Arte, una nueva agrupación de aficionados, y a menudo en conexión con el Teatro de Cámara “La Carbonera” de Madrid y con gran número de colaboradores canarios, organizó lecturas dramáticas y escenificaciones (B. Brech, Lorca, Camus, Benavente) entre 1965 y 1969, en la Casa del Marino, el Museo Canario o el Teatro Pérez Galdós. Entre sus directores, contó el Teatro de arte con Antonio Cillero, Domingo Velázquez, Manuel González Barrera (Arucas, Gran Canaria, 1936) o Justo Jorge Padrón.

A partir de los años setenta surgen nuevos
Grupos teatrales ya más profesionalizados (Tibicena, Zaranda, Éxodo, Saltimbanqui, Profetas del Mueble Bar, Klótikas o Clapso, entre otras) y en los años 80 aparece la irregular Compañía Canaria de Teatro que realiza varios montajes recurriendo a temas clásicos y también adaptaciones de la literatura insular, como Bajo el signo de Cáncer, Crimen o Mararía. Algunos de esos grupos teatrales canarios continúan hoy su actividad, junto a otros de nueva formación: setenta compañías aparecen registradas en Gran Canaria. El Circuito Canario de las Artes escénicas, acoge con apoyos oficiales las puestas en escena de muchas de esas compañías; en el verano de 2002 pudieron verse espectáculos de “Clapso”, “Producciones del Mar” o “La Mala Vida Producciones”, por ejemplo. Actualmente, el "espacio" teatral canario (de grupos canarios y de producciones nacionales o internacionales) depende, mayoritariamente, de los poderes públicos y se canaliza, fundamentalmente, a través de las instituciones: la Sociedad Canaria de las Artes Escénicas y de la Música (SOCAEM), en el Teatro Guiniguada; el Ayuntamiento Capitalino (que organiza el Festival Anual de Música y Danza) en el Teatro Pérez Galdós o en las Salas o espacios del Parque de Santa Catalina; la Caja de Ahorros con una programación anual en la sala del CICCA; y, especialmente, el Cabildo Insular a través de la Fundación Orquesta Filarmónica, en el Teatro Cuyás, abierto desde 1999, tras la remodelación del antiguo Cine Cuyás.

Agüimes organiza desde 1988 el
Festival Internacional de Teatro Tres Continentes, oportunidad para el contacto con actividades teatrales de Europa, África y América.

 

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