Enero 2003:
HITOS DE LA ENSEÑANZA EN GRAN CANARIA

 Cristóbal García del Rosario – Yolanda Arencibia
 
 

Se inicia la enseñanza en la isla en época temprana (casi con la llegada de los conquistadores) pero en situación muy precaria, mediante establecimientos que estaban en las escuelas parroquiales y conventuales (franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas) y que habrían de sufrir vaivenes y altibajos. Para la formación superior, la de la clase eclesiástica, consta históricamente que los dominicos tuvieron una Cátedra de Gramática latina en el Cabildo Catedral de Las Palmas hacia mitad del XVI, y que se amplió esta dotación en 1616 con otra Cátedra de Teología. La Compañía de Jesús, que había llegado a Canarias en 1679, fundó dos colegios en las islas; uno de ellos en Las Palmas de Gran Canaria, en 1697, en donde según cuenta Viera y Clavijo “se dieron clases de gramática y de primeras letras”. Los primeros avances en la enseñanza, muy tímidos, sólo llegaron a partir del siglo XVIII, época en que se hizo inaplazable la tarea de abordar la instrucción general. La convicción coincidía con los intereses de la monarquía ilustrada, especialmente representada con las ideas del rey Carlos III, y varias reformas se llevaron a cabo en las islas durante su reinado; pero no debieron ser muy eficaces porque el nivel del analfabetismo al final del siglo era muy elevado. Marcó un hito en ese siglo la fundación del Seminario Conciliar de Las Palmas, en 1777, por el ilustrado Obispo Cervera o Servera lo que supuso el inicio de la educación en niveles secundarios y superiores. El Seminario permitió la asistencia de jóvenes orientados a estudios civiles de carácter medio o superior y logró elevar la formación del clero. En 1810 se creó en este Seminario la Cátedra de Matemáticas. Y en 1897, la Institución pasó a ser Universidad Pontificia.

En 1845 se fundó el
Colegio de San Agustín como “Instituto Elemental de enseñanza primaria y secundaria", de carácter privado –ya que no pudo ser público- bajo los auspicios del Gabinete Literario y el mecenazgo de muchos ciudadanos, como Antonio López Botas, quien, además, asumió la dirección entre 1845 y 1881. El Centro abriría sus puertas en una casa de la calle Santa Clara (hoy Doctor Déniz), luego en el Convento de San Agustín, y cuestiones económicas lo harían itinerar por otras sedes. En este Centro estudiarían las generaciones de canarios nacidos a partir de 1840; llegó a contar el colegio con unos dos mil quinientos alumnos, que lograron mejorar el nivel cultural, económico y político de la isla Hubo nuevo intento de Instituto en 1868, que llegó a funcionar en el antiguo Seminario, pero costeado por los Municipios de Gran Canaria. El Centro se declaró oficial en 1870 pero fue suprimido en 1876, al parecer, por discrepancias surgidas respecto a los métodos de los profesores, considerados como demasiado avanzados para la época.

Por fin, en 1916, se creó el Instituto General y Técnico de Las Palmas por iniciativa del Cabildo de Gran Canaria, que tuvo que sostenerlo con sus fondos hasta 1919. Apoyaron la idea de su creación, desde Madrid, Benito Pérez Galdós y el diputado Leopoldo Matos. “Benito Pérez Galdós” fue el nombre del centro desde 1920; pero fue omitido entre 1939 y 1959. La nueva institución tuvo primera ubicación provisional en el número 30 de la calle Pérez Galdós, luego en un edificio de nueva planta la calle Juan de Quesada (el mismo que más tarde sería Hospital Militar, y hoy es sede del Rectorado de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria). Posteriormente, el Instituto hubo de trasladarse al antiguo Colegio de los Jesuitas y, más tarde, al Centro técnico de la calle Canalejas. Por fin, tuvo edificio propio, en 1959, y en la calle de Tomás Morales (una década más tarde sería demolido por amenaza de ruina). Fue este Instituto el primero sostenido con fondos públicos; y sería el único de la isla hasta el final de los años cincuenta. Su primer director fue Juan Melián Alvarado; y uno de los primeros catedráticos llegados al centro desde la Península, fue Gonzalo Pérez Casanova, que tomó la dirección en 1927.

A partir de entonces, y sucesivamente, la segunda enseñanza oficial en Canarias se amplió y se universalizó al ritmo de la del resto del país: primero el bachillerato elemental y el superior, antes de la ley General de Educación de 1970; y la segunda etapa de la E. G. B. y el Bachillerato Unificado y Polivalente, tras aquella Ley. Y con ello se multiplicaron los Institutos oficiales de segunda enseñanza. Hoy, el paso de la
Ley del 70 a la LOGSE de 1990, ha cambiado profundamente la situación; nuevos centros han nacido y los anteriores han adaptado sus estructuras a los ciclos actuales de Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato, y Ciclos formativos de Formación Profesional.

Paralelamente (y nos referimos ahora a los años treinta del siglo XX y en adelante) habían ido surgiendo o consolidándose
Centros de enseñanza no públicos que impartían bachillerato; muchos de ellos estaban regentados por órdenes religiosas y funcionaban desde años anteriores a la Guerra Civil. Nombraremos los principales, teniendo en cuenta la separación por sexos (obligada durante mucho tiempo). Entre los masculinos: el San Ignacio de Loyola, de los jesuitas (se había fundado en 1917); el Colegio Corazón de María, de claretianos; el Colegio Salesiano (durante mucho tiempo, sólo de primaria), y los colegios de los hermanos de La Salle, en Arucas y en Agüimes. Entre los principales colegios femeninos: el del Sagrado Corazón, ubicado en la zona de Tafira; el de San José, de las Dominicas, en la capital (zona de Triana) y en Teror; y el Santa Teresa de Jesús de las Teresianas, primero en Vegueta y luego en la zona capitalina de Ciudad Jardín. Un colegio privado importante fue el Viera y Clavijo, situado en Vegueta junto a El Museo Canario, nacido en 1932 y que tuvo fama de reunir buen profesorado en un ambiento abierto y liberal: uno de ellos, Pedro Cullen, uno de los fundadores y de los más recordados de entre sus profesores. También existía el Colegio Alemán, un colegio bilingüe nacido en los años treinta y que estuvo subvencionado por el Gobierno alemán durante mucho tiempo. En 1965 se crea Radio Ecca, un interesante proyecto nacido para difundir enseñanza a través de las ondas, que desempeñó importante papel en la lucha contra el analfabetismo y que, con otras perspectivas, continúa su labor hoy. De los Colegios citados, algunos han muerto en el camino y otros continúan su labor, adaptadas sus estructuras administrativas y docentes a los nuevos tiempos.

Los
estudios artísticos y profesionales, a pesar de su enorme importancia para el desarrollo cultural de un país, han quedado relegados a la consideración de “complementarios” frente a otros estudios más utilitarios. En cuanto a la música, sabemos que en la Capilla de Música de la Catedral de Las Palmas, desde el siglo XVI, se enseñaba canto a los niños del coro y se cuidaba la calidad de la enseñanza musical impartida. En 1786 se inauguró, muy cerca de la Catedral, el Colegio de San Marcial del Rubicón, que estaba destinado a los niños del coro a quienes se enseñaba gramática, latín, música y dibujo, además de las primeras letras. La Sociedad Filarmónica desde su fundación, apoyó enormemente no sólo la música sino su instrucción. Y grande era el interés de la sociedad grancanaria por este arte, pues fue iniciativa social la decisión del traslado de Agustín Millares Torres a Madrid para recibir formación musical; espléndida la recibió, por cierto, y pudo luego trasladar su experiencia a la isla. La Sociedad Filarmónica tuvo su Academia de Música. De ella nacería el Conservatorio de Música que se desarrolló bajo la dirección del maestro Gabriel Rodó como Conservatorio Elemental, a cargo del Ayuntamiento de la capital. Cambiado su estatus, hoy funciona como centro oficial dependiente de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma (Conservatorio Superior de Música). Y se han creado, al amparo de ley de enseñanza LOGSE, las Escuelas de Música y Danza, dependientes de Ayuntamientos y Cabildos, que cuidan de las enseñanzas musicales para principiantes o aficionados. No está de más recordar aquí el papel de formación y divulgación musical que han supuesto los conciertos escolares, tanto en la etapa en que Marçal Gols asumió la batuta de director en la orquesta Filarmónica (años setenta) como en la actualidad, que se mantienen desarrollados con esplendidez por la Fundación Orquesta Filarmónica del Cabildo de Gran Canaria. La primera escuela de Dibujo grancanaria nació al amparo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas y fue creada por el obispo Martínez de la Plaza e inaugurada en 1787 con Diego Nicolás Eduardo como director, a quien seguiría en el cargo el imaginero Luján Pérez. En esa línea artística, la escuela Luján Pérez, creada en 1918 por Domingo Doreste, “fray Lesco” con apoyo de la intelectualidad local, fue un centro artístico de gran interés para la enseñanza y difusión de las artes decorativas en general y del dibujo y la pintura en particular. Esas enseñanzas han continuado hasta hoy en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos y, por fin, en las Escuelas de Arte, que recogen las modalidades de las enseñanzas de las artes en general y de las plásticas en particular.

Los
estudios superiores del siglo XIX en Gran Canaria contaron con la Escuela de Comercio, creada en 1844 con carácter privado; se convertiría en pública en 1913 y, por fin, sería centro independiente en 1962. También contaron con la Escuela Mercantil (1852) y la Escuela Normal Elemental de Maestros (1853), unos centros pioneros a los que se unirá, ya en el siglo XX, la Escuela Superior de Industrias (1901), cuyo ciclo elemental comienza a ser impartido en Las Palmas de Gran Canaria en 1902 y cuyo primer director fue el ingeniero Juan de León y Castillo. En su historia, esta escuela ha pasado por distintos nombres y estructuras, hasta llegar al actual de Escuela Universitaria Politécnica.

A partir de su nacimiento, será el Cabildo Insular el impulsor de los nuevos Centros. En 1968 empezaron a impartir sus enseñanzas la
Escuela Superior de Ingenieros Industriales de Las Palmas (creación oficial en 1974) y la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (creación oficial en 1973), y ambos centros, con el resto de los técnicos, acabaron integrándose en la Universidad Politécnica de Las Palmas, que se creó en 1979 y que a partir de 1987 se llamó Universidad Politécnica de Canarias. Mientras tanto, en 1972, abren sus puertas dos nuevos espacios para la enseñanza superior: la Sección de Las Palmas de la Universidad Nacional a Distancia (UNED), y el Colegio Universitario de Medicina en Las Palmas. El primero de estos centros fue una iniciativa nacida para abrir el horizonte de los estudios superiores a muchos grancanarios; y el proyecto se ha ido consolidando hasta llegar a ser Centro Asociado de la Institución Nacional en 2000. El Colegio Universitario se ubicó cerca del Hospital Insular e impartió sólo estudios de Medicina durante diez años; pero tras la intensa movilización ciudadana pro-universidad de 1982, el Cabildo amplió su función añadiendo allí la docencia de los primeros ciclos de Derecho y Filología; y en 1983 las de Geografía e Historia. Por fin, en 1986 la Universidad de La Laguna acogerá como propio el Colegio Universitario de Las Palmas, con todos sus estudios (“Centros de La Laguna en Las Palmas”), permitiendo al Cabildo un merecido respiro económico.

Cuando, después de muchos avatares, 1989 vio nacer la
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, todos los centros superiores de Gran Canaria fueron adscritos a ella, tanto los ya citados como otros que fueron naciendo en esos años y los inmediatamente después, y que abarcaban estudios de Telecomunicación, de Ciencias del Deporte, de Informática, de Ciencias del Mar, de Enfermería y Fisioterapia, de Veterinaria, de Ciencias Económicas y Empresariales, de Traducción e Interpretación.

Otra importante iniciativa del Cabildo Insular fue la
Universidad Internacional de Canarias Pérez Galdós, que nació en 1962 y se reglamentó en 1971, adscrita a la Universidad de La Laguna y radicada en Las Palmas de Gran Canaria. El decreto de creación la avalaba como Centro para impartir Cursos de Lengua Española para Extranjeros y otros de índole superior “según los modelos de la Menéndez Pelayo de Santander y la Hispanoamericana de La Rábida (Huelva)”. Comenzó sus actividades desde 1962, con el catedrático Manuel Alvar como director y con Alfonso Armas Ayala como secretario. Tuvo su sede en la Casa de Colón del Cabildo Insular e impartió sus cursos en ese mismo espacio, en otro cercano de la calle Balcones y en aulas del Hotel Santa Brígida. Funcionó espléndidamente primero y fue languideciendo después, por diversos problemas. La reorganización universitaria canaria de 1989 y el desarrollo en ella de la Ley de Reforma Universitaria acabó por propiciar su desaparición.

Muy relacionadas con la enseñanza han estado siempre las
Bibliotecas, aunque rebasa su concepto el del mundo del aprendizaje para extenderse a la generalidad de la demanda de cultura o de conocimientos, en general. Las primeras bibliotecas nacieron al calor de los Centros de Enseñanza; o a la inversa. Y no eran públicas, sino que se reservaban a los estudiantes o aprendices. Seguramente, la primera biblioteca organizada de Canarias, fue la de la Catedral de Las Palmas. Y una espléndida biblioteca tuvo el Seminario Conciliar. Durante muchos años, la Biblioteca del Instituto General y Técnico fue la biblioteca escolar más importante. Y muchas la han seguido en distintos Centros de Bachillerato. Hoy la Biblioteca Universitaria es la más importante de las relacionadas con el mundo de la enseñanza. Tiene su sede central en un edificio propio del Campus Universitario de Tafira, pero reparte sus fondos entre otros espacios de la Universidad.

El concepto de
Biblioteca Pública abierta a la expansión general de la cultura, es moderno. Hay Bibliotecas públicas en los municipios, y también relacionadas con Instituciones. La más importante es, sin duda, la de El Museo Canario, hoy una de las más completas del Archipiélago. Contó desde su creación en 1879 con los fondos de Gregorio Chil y Naranjo y ha ido nutriéndose ampliamente de bibliotecas particulares y fondos de procedencia diversa; el conjunto de su biblioteca general, su archivo histórico y su hemeroteca son un auténtico tesoro para el estudioso. Digna de mención es también la Biblioteca Insular del Cabildo de Gran Canaria, en su sede de la Plaza Hurtado de Mendoza o en los espacios especializados de la Biblioteca Simón Benítez Padilla (trasera de la Catedral) o de la Casa Museo Pérez Galdós.

La
Biblioteca Pública Insular fue creada en 1967, aunque había empezado su andadura mucho antes, desde 1932 y constituye un centro importante de animación al estudio, a la indagación o a la formación cultural, para personas de todas las edades. En 1962 el Cabildo cedió para su ubicación la planta baja de un edificio de la calle Tomás Morales. En 2002, la ahora llamada Biblioteca Pública del Estado de Las Palmas de Gran Canaria, ha estrenado nueva sede en la calle Muelle de Las Palmas, casi sobre el terreno que ocupara el antiguo malecón del muelle de San Telmo.

 

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